martes, agosto 24, 2010

Mi sonrisa es para 33




Debe ser de esos años que uno pide que acaben pronto. Todo empezó mal. El verano se vino en invierno de un plantón y todos nos fuimos derrumbando de a poco. Un crudo silencio de muerte se ha esparcido por todo este territorio después de Febrero y la anormalidad, la precariedad, la histeria de nuestro destino trágico ha ido oxidando nuestros mejores deseos y pocas veces, como ésta, la primavera ha estado tan lejana.
Sin embargo,como siempre, el rigor y el temple de 33 hombres, de 33 obreros provenientes de los más alejados rincones de Chile, que buscaban, pese a los riesgos propios de la actividad, mejores condiciones económicas para los suyos, desde lo más oscuro de lo imaginable, al fondo de la tierra, en las barrigas de la intemperie, nos han traído la noticia que respiran, que están vivos, y que no han claudicado en su batalla que es la batalla de todos los días en el mundo obrero de la minería: Sobrevivir. El país desayunó el pan blando de la esperanza y se ha transmitido en una cadena casi nacional de infinitos soles que vuelven a brillar en la esquina de nuestras felicidades que ya estaban con sordera.
Por otra parte, sólo escucho que esta gesta sea bautizada como el símbolo de esta manoseada fiesta del "bicentenario", como un gran ícono. Lo cierto es que daría vergüenza, daría un temblor general en el cuerpo esterechar el aniversario patrio con este hecho que sólo nos puede llevar a manifestar el repudio a las condiciones infrahumanas, tristes y nebulosas en las que se desarrollan nuestros compatriotas, como hace 100 años, como hace 200, con el mismo sol inclemente que cantara Violeta.
La empresa dueña de la mina, con su guardia arriba, no ha hecho otra cosa que justificar el dolor con astucia y severa indolencia, frente a todo el mundo, mientras esperamos ansiosos, las acciones judiciales en contra de ella, con el gobierno a la cabeza, pero es mucho pedir, es más fácil querellarse en contra de una tropa de desordenados anarquistas.
En consecuencia, no podemos sino que acoger esta esperanza que nos han dado estos sobrevivientes, que han respirado el hálito de la muerte, pero que la han esquivado con sus mejores fintas. Otra cosa, muy pero muy distinta, es caer en lo televisivo, en las chaquetas rojas y respirar un triunfo político ante tanta tragedia. Como preparar la palabra justa en una situación tan injusta. Yo estoy feliz, humildemente, sin aspavientos, porque volvemos a sonreír, en medio de un año que nadie olvidará pero que queremos acuchillar por cada uno de sus invisibles infiernos. Ahora sólo nos queda enfocar la huelga de hambre que por muchos días llevan los mapuches y escuchar ese dolor que viene en medio de los troncos del pasado. Todavía queda año.
Por ahora, mi alma y este pedazo de paraíso es para ellos, allá abajo. Mi sonrisa es para 33.

miércoles, agosto 04, 2010

El "Imperio de la Inocencia" me persigue por todas partes.


Es cierto, hace 6 años que publiqué mi último libro. Durante todo este período he guradado un silencio riguroso, casi de caracol, sólo mostrando de vez en cuando, un nuevo encanto, como hacen las escolares en aquellos paseos de vuelta a casa hace tantos años.
En este período, sin embargo, se han ido misteriosamente acumulando una serie de relámpagos que cubren mis ideas y esparcen la sangre de mi corazón por versos que voy alimentado gota a gota como en una noche sin fin ni testigos.
Pronto estará listo. "El Imperio de la Inocencia" me persigue por todas partes.
Les dejo acá un avance, con este poema nacido al amparo de un terremoto que sonó fuerte bajo mi cama, esa horrible madrugada, como en un profundo "sueño de una noche de verano"...


PLEGARIA DE UN AGNÓSTICO


Talca, 27F, 2010.


Altísimo! o como quiera que te llamen los parroquianos,
ven a echarnos una mano con esto de los desastres y los dolores.
Hace sólo unos días que casi cerramos el telón de esta función por dentro
y los gritos de tus hijos se esparcían por encima de la tierra
como un gran racimo de tristezas hinchadas al morir.
Perdona mi confianza, nunca nos han presentado personalmente,
pero efectivamente dijeron que recurriera a ti si estaba desesperado
o que elevara una de tus oraciones en el salón de los lamentos.
Lo cierto es que prefiero la comunicación en directo
sin autógrafos y luces de neón esparcidas por el espacio.
Empecemos por un café o con más tiempo alguna copa.
Pero dejemos de lado los efectos especiales, la tecnología
y toda posibilidad de apariciones y otros tantos milagros.
Sucede que parece que se nos está acabando la cuerda de este martirio
y toda esta tierra redonda se derrama entre los dedos
como si fuere el fin de los tiempos.
Saco la cabeza por la ventana y miro esta ciudad destruida
como tragada por el odio del más infame
y aunque dan ganas de pararse en medio de la calle y sólo llorar,
la verdad es que si te viera de frente no sabría qué decirte.
Me aleja incluso el tutearte,
pero la verdad es que la situación es grave.
Nos estamos derrumbando por dentro
y contra eso no hay mucho que podamos hacer.
Si no nos echas una mano pronto
no nos quedará más que prender estas torpes velas
poner sobre cada muerto una de tus fotografías
y seguirte copiando el ejemplo:
mirar de lejos el fin de nuestras existencias.